PINTACURA

Desde un rincón en el Valle del Choapa, una propuesta boutique con aoves de categoría ultra premium.

La historia de Pintacura es corta y reciente: un campo pequeño, en medio de grandes plantaciones de palta, y el sueño de un empresario de elaborar el mejor aceite de oliva de Chile. Para esto, se escogieron variedades clásicas, pero se optó por una plantación tradicional (no superintensivo), de manera de lograr obtener la mejor fruta posible. Además, se plantaron ocho variedades diferentes (Arbequina, Arbosana, Frantoio, Leccino, Picual, Barnea, Manzanilla y Sevillana) de manera de tener alternativas distintas de frutado e intensidades, y prontamente entrarán en producción dos variedades más (Hojiblanca y Coratina), transformando a este huerto en un verdadero jardín de las más diversas sensaciones.

Con una producción muy limitada, Pintacura -que toma el nombre de la localidad donde se ubica el proyecto-, se caracteriza por realizar una cosecha muy cuidada: la fruta se recoge a mano y es llevada rápidamente a la almazara ubicada a metros del huerto. El aceite se extrae con la moderna tecnología de MORI (Italia), que controla la temperatura en cada paso del proceso, cuidado además que el aceite no se exponga a ningún tipo de oxidación. Finalmente, se filtra en línea, obtenido así aceites con aromas y sabores muy marcados, y un alto contenido de polifenoles. Sus monovarietales de Frantoio y Picual son dos joyas, y así también lo es su blend, que destaca por tener aromas complejos y armónicos, con una boca equilibrada y muy fresca.